Andando por ahí.

Sabía que no debía hacer eso. Sabía que no debía haber penetrado el maldito bosque. En cualquier momento podría aparecer algún licántropo. Era obvio que miedo era lo que menos tenía, pero no quería comenzar una pelea en ese momento. Cualquiera podía adivinar el motivo que la había impulsado a estar allí en ese momento. Tenía sed. Y mucha.

Sus ojos, oscuros en ese momento, brillaban en la oscuridad que proyectaban los espesos árboles. Estaba con todos sus sentidos alerta, disfrutaba al máximo del momento de caza.

Esperaba que no le resultara tan fácil encontrar algún puma, tenía mucha adrenalina acumulada en su interior, y quería gastarla.

Comenzó a correr a máxima velocidad por el lugar, siendo sólo una mancha en el horizonte para quien la observara. Olfateo algo cerca a ella. Frenó de golpe.

Obviamente tenía que ser un animal, sino podría haber leído su pensamiento. Adelantó unos pasos.

De pronto lo vio. Un gran y hermoso puma.
-No temas, cariño -le murmuró, sonriendo perversamente, sus ojos centellaron- No te haré nada.. nada que duela poco -rió estridentemente.

Se acercó sigilosamente, con los ojos clavados en la criatura. De un rápido movimiento ya estaba a su lado, clavó sus colmillos en la garganta del animal.

-Espero sepas disculparme -le susurró al inerte animal al separarse.- Odio hacer esto, pero es necesario.
Caminó unos pasos hacia la explanada, y salió de allí corriendo velozmente.